Hace ya 2 años de una de las peores matanzas de niñ@s en Yemen; un autobús escolar sufrió el ataque aéreo de un misil por parte de Arabia Saudita el 9 de agosto de 2018. 40 niñ@s menores de 10 años murieron asesinados (de un total de 51 víctimas), y más de 59 fueron heridos con gravedad.
La letal MK 82, guiada por láser y de 227 kilos de peso fue fabricada por por Lockheed Martin, una empresa americana, y vendida a Arabia Saudita. El gobierno americano excusó sus responsabilidades afirmando que no toma decisiones sobre los objetivos militares (¡¡¡no, no eran militares, eran civiles!!!) de la venta de su armamento. Por su parte, Arabia Saudita lo describió como una «operación militar legítima» negando que los ataques eran dirigidos a civiles (¿militares, niños menores de 10 años???)
Hace 2 años este fatídico día… y nada hemos aprendido.
«Nada hemos aprendido. Las guerras continúan aquí y allá, y dejan horribles consecuencias en término de vidas humanas, sobre todo infantiles, y de destrucción de infraestructuras. Se busca tanto el daño inmediato como el daño a largo plazo.»
«Pese a lo catastrófico de esta realidad, ciertos países continúan vendiendo armas, aun sabiendo que serán para provocar un grado infinito de sufrimiento, muerte y destrucción. Algunos de estos países se empeñan en poner cara de yo no fui, y para esto pagan, y organizan lo que sea para que no se les vean las vergüenzas.»
FUENTE: Jorge Bello/El Litoral.com/13-08-2020
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