LA GUERRA EN YEMEN

IMAGEN 1 (2020)

SITUACIÓN HUMANITARIA
La ONU ha estimado que la guerra ha matado a 377.000 personas, hasta finales de 2021, tanto directa como indirectamente a través del hambre y las enfermedades. Los niños representan el 70% de las muertes.
30 millones de habitantes
20 millones necesitan ayuda humanitaria
14,5 millones no tienen suficiente comida
4 millones de desplazados

IMAGEN 2 (2022)

QUIÉN CONTROLA QUÉ
Siete años después del inicio de la campaña liderada por Arabia Saudí, la mayor parte de las tierras altas del norte de Yemen, así como la capital, Saná, siguen bajo el control de los rebeldes Houthi.

IMAGEN 3 (2022)

ACTORES CLAVE EN EL CONFLICTO:
En marzo de 2015, una coalición liderada por Arabia Saudí -con el apoyo de Estados Unidos- intervino militarmente en Yemen en un intento de combatir a los houthis, restaurar el gobierno de Hadi y revertir lo que, según ellos, es una creciente influencia iraní en la región.

FUENTE: Mohammed Haddad/Al Jazeera.com/News/Februray 2022

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Yemen- Humanitarian situation
La guerra en Yemen

Desde el 26 de marzo de 2015, Yemen, el país más pobre de Oriente Próximo, vive una guerra silenciada por el mundo, una guerra que más sería una invasión, donde los ataques indiscriminados, los bombardeos continuos, los drones, las bombas de racimo prohibidas internacionalmente, el “todo vale”, está siendo la norma y el día a día para los millones de civiles atrapados bajo el fuego que no discrimina entre fábricas, escuelas, hospitales, bodas, campos de refugiados…

Esta guerra tiene sus raíces en el levantamiento popular de 2011, aunque podríamos remontarnos a mucho antes, puesto que Yemen no ha logrado encontrar estabilidad y paz desde la unificación entre Yemen del Norte y Yemen del sur en los años 90. Y antes tampoco…

Pero la rebelión del 2011 sirve perfectamente como antecedente para intentar explicar las bases del conflicto actual. En ese momento, la estructura político-tribal, militar y política de Yemen estaba dividida en dos grandes fuerzas: El Congreso General del Pueblo (al-Motamar, la facción política del presidente Saleh) y al-Islah, que actuaba como paraguas para varios grupos islamistas: Incluyendo la Hermandad Musulmana y líderes tribales próximos a los clérigos wahabíes de Arabia Saudí. Al-Islah se había convertido en una extensión del poder de Arabia Saudí en Yemen, y así había llegado un momento en el que el país estaba gobernado tanto por Al-Ahmar como por Saleh.

El levantamiento popular del 2011 durante las llamadas “primaveras árabes” es la respuesta del pueblo yemení ante esta situación, ante los cada vez mayores intentos de poner a Yemen bajo el poder de Riad y el wahabismo más extremo. El levantamiento obliga al presidente Ali Abdullah Saleh, que dominaba la vida política del país desde la unificación de Yemen en 1990, a abandonar el poder. Tras negarse a ello inicialmente, el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) logra que acepte la dimisión, y transfiere sus poderes a su vicepresidente Al Hadi, pro-estadounidense y pro-saudí, con quién se inician los años de una fallida transición y de negociaciones y promesas que nunca se cumplen. Son años de corrupción, miseria, pobreza y represión.

Saleh debía ser la persona que liderara la transición de Yemen a las manos de Arabia Saudí, y de ahí el apoyo y protección que este país le había brindado hasta ese momento, pero algo había cambiado, Saleh había designado un sucesor, su hijo el general Ahmed Ali Abdullah Saleh, una figura muy querida para millones de yemenies, un hombre moderno y educado que ambiciona situar a su país fuera del control del wahabismo y de las luchas tribales. Arabia Saudí no puede permitir ésto… ellos quieren perpetuar el tribalismo y que el wahabismo se convierta en religión de estado en Yemen. El ascenso del general a la presidencia haría imposible todo lo anterior, así que Saleh se ha convertido en alguien no grato para Arabia Saudí, por lo que pronto es traicionado por Riad que apoya sin fisuras al Al-islah (Hermandad Musulmana).

Ante toda esta situación las protestas se extienden por todo el país rápidamente y los jóvenes manifestantes pronto se unen a los partidos de oposición establecidos, a los separatistas del sur de Yemen o al movimiento Houthi, un movimiento chiita zaydi renovador que surge en el año 2000 que trata de paliar la marginación de la minoría zaydi de Yemen y luchar contra la imposición del wahabismo por parte de Arabia Saudí. Su oposición al régimen de Saleh había derivado en violentos conflictos en seis ocasiones entre 2004 y 2010.

Durante el período de transición, este movimiento se hace cada vez más fuerte en la provincia de Saada, al norte de Yemen y así los houthis empiezan a extender su control hacia el sur con el apoyo activo de Saleh, el que había sido su acérrimo enemigo pero que se alía con ellos para sacar a Arabia Saudí de Yemen porque siente que también ha perdido todo su poder con el nuevo gobierno. Los huthies van ganando apoyos según empeora la situación política y económica en el país.

En enero de 2014 el gobierno de Al Hadi anuncia un plan para reducir los subsidios del gobierno sobre el combustible que aumenta su precio hasta un 90% , y la indignación popular se generaliza. Podríamos decir que esta es la chispa que enciende definitivamente la llama del actual conflicto.

Los houthis aprovechan este momento para entrar en la capital del país, Sana’a, y logran un acuerdo con los principales partidos políticos para establecer un conjunto de medidas que podrían haber iniciado de nuevo el proceso de transición: la formación de un nuevo gobierno de unidad, la retirada de los combatientes houthi de territorios que habían tomado, y una revisión de la estructura estatal de Yemen.

Pero ni el gobierno de Al Hadi ni los houthis cumplen con sus compromisos. Por el contrario, los houthis establecen un gobierno en la sombra y cuando Hadi trata de imponer un esquema de federalismo al que ellos se oponen y que claramente viola los acuerdos anteriores, el conflicto estalla. Después de meses de presión, Hadi y su gobierno renuncian en enero de 2015.

Inicialmente Hadi abandona Sana’a y se refugia en Adén, la antigua capital de Yemen del sur y segunda ciudad del país. Pronto se desdice de su dimisión y trata de recuperar el poder, pero en el momento en que los huthies y sus aliados toman Aden, huye a Arabia Saudí y allí pide ayuda al régimen de los Saud, que junto con 9 países árabes suníes (Emiratos Árabes, Qatar, Kuwait, Jordania, Barhein, Sudan, Marruecos, Egipto y Turquía), y el apoyo logístico y de inteligencia de EEUU, Gran Bretaña y Francia, lanza contra Yemen la llamada “Operación Tormenta decisiva” una ofensiva aérea masiva con el objetivo declarado de restaurar el gobierno de Hadi y detener el avance de los Houthis, el movimiento chiita al que acusan de estar apoyado por Irán.

Es el 26 de marzo de 2015, y acababa de empezar formalmente LA GUERRA EN YEMEN.

En realidad, el objetivo principal de Arabia Saudí es frenar la expansión y el poder de Irán en la región, pero su interés va mucho más allá: el petróleo saudí se está agotando y no hay más reservas. El Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) había presentado en el 2012 un informe sobre las vastas reservas de gas y petróleo de Yemen en el Mar Rojo y del Golfo de Aden, además de los 3 mil millones de barriles de su subsuelo. Apoderándose de Yemen, Arabia Saudí garantizaría sus reservas de petróleo y gas, y podría hacerse con el control del Golfo de Aden y el paso de Bab-al-Mandeb, por donde circulan diariamente más de 4 millones de barriles de crudo con destino Europa y EEUU. Así evitaría el Estrecho de Ormuz, controlado por Irán.

Los objetivos de EEUU pasan por los pretextos de la lucha contra Al Qaeda mediante su programa de drones (aviones no tripulados) y el respaldo a Arabia Saudí para aliviar sus temores hacia Irán tras la firma del acuerdo nuclear, así como preservar los intereses de Israel en la región, puesto que Bab-el-Mandeb es el único enlace del Mar Rojo con el Océano índico. También evitar la expansión de China, que con su estrategia de “el collar de perlas”, tiene situadas varias bases militares en Djibouti, esperando su momento para avanzar…

Además Occidente quiere impedir cualquier cambio en Yemen que pueda afectar a la estabilidad de Arabia y por ende a la economía mundial. Su interés pasa por neutralizar la cada vez mayor influencia de China en la región, país con el que Yemen había negociado el alquiler de sus puertos como piezas clave en sus rutas marítimas. EEUU, Francia y Gran Bretaña quieren explotar el petróleo de las cuencas Masila y Shabwa de Yemen y proteger así las inversiones occidentales (Total, Hunt Oil Texas, Halliburton, Baker Hughes, o Schlumberger, que trabajan en la zona) quedándose con la producción petrolífera yemení y evitando que lo haga China (que recibía hasta ese momento un 8% del total de la producción).

Y cómo no, la venta de armas. Tanto EEUU como la mayor parte de países europeos (véase España, Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia, Noruega) y otros como Canadá, Brasil o Australia quieren seguir vendiendo armas a un región que se conforma como el principal destino de las armas del mundo. Arabia Saudí es el segundo mayor importador mundial de armas y ningunos de los países nombrados está dispuesto a perder los millonarios beneficios que este negocio conlleva.

Los intereses de EEUU también se relacionan con su imagen internacional. Entrenar a los pilotos saudíes para el correcto manejo de los aviones de guerra reducirá las bajas civiles estadounidenses durante los ataques y evitará la presencia de tropas americanas sobre terreno yemení. Lograrán sus objetivos, pero de cara a la comunidad internacional, “lo habrán hecho los saudíes”.

A partir del inicio de la guerra, todos los intentos de poner fin al conflicto han terminado en fracaso.

Las conversaciones en Kuwait entre los bandos opuestos fracasaron en agosto del 2016. El punto de fricción fue un acuerdo patrocinado por la ONU que propuso un diálogo político entre las facciones en guerra una vez que los rebeldes houthi se retiraran de Sana’a y entregasen sus armas pesadas a un comité militar, formado por Hadi. Los houthis lo rechazaron, insistiendo en un nuevo gobierno de unidad que terminaría con eficacia con el mandato de Hadi. La propuesta de la ONU era en realidad la propuesta saudí…

Otros esfuerzos similares también han fracasado. El 16 de octubre se anunció un alto el fuego de 72 horas, pero a penas si duró unas horas y la la lucha se reanudó tan pronto como transcurrió el período de tres días. Un alto el fuego de 48 horas en noviembre el año 2016 tuvo un final similar.

La solución política no parece próxima y según pasan los meses, la situación se enquista más y más. Hadi ofrece ruedas de prensa en las que informa de que ya han recuperado el 80% del territorio yemení, pero la realidad al mirar en los mapas los avances de los dos bandos es que la mayoría de la población vive en las zonas controladas por los houthis. Gran parte de las zonas que Hadi dice recuperar son áridos desiertos o zonas con muy poca población.  En septiembre de 2015, las fuerzas pro Hadi recuperaron la ciudad de Aden, pero desde entonces, los ataques de las milicias yihadistas se suceden sin pausa, sin olvidar que Aden es el núcleo de las fuerzas separatistas sureñas, eternamente ninguneadas en este conflicto y jamás convocadas a las mesas de negociación (tampoco los representantes de las tribus de diferentes zonas del país) y cuyo objetivo es claro: la independencia del sur. Para ello, hacen y deshacen tantas alianzas como crean necesarias,

El movimiento houthi con sus aliados, los partidarios de Saleh, tienen cada vez más apoyo popular, independientemente de la rama del Islam que practiquen. Gran parte de los yemeníes quieren simplemente que la guerra termine y que Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Occidente abandonen su territorio. En las manifestaciones multitudinarias, el grito en las calles de Sana’a es unánime: fuera el imperialismo, DEJEN DE MATAR A NUESTROS NIÑOS. Stop war.

Durante los últimos meses de 2017 la situación en Yemen se ha hecho cada vez más y más compleja.

A los bombardeos indiscriminades de la coalición liderada por Arabia Saudi que apoya a Hadi, se ha sumado un movimiento separatista del sur cada vez más fuerte, apoyado por Emiratos Árabes, que aunque formalment forman parte de la coalición y son aliados de los saudíes, tienen sus propios clientes locales y su propia estrategia militar, y un interés desmesuarado por apropiarse el sur del país y la isla de Socotra.

A todo ello, el “matrimonio de conveniencia” entre los huthis y Saleh se ha ido resquebrajando a medida que Saleh juega a todos los bandos. Su objetivo está claro: recuperar el poder (para él o para su hijo, exiliado en Emiratos Árabes), y para ello no tiene ningún miramiento en hacer alianzas con quién le interese en cada momento, y aprovecharse de su capacidad de pactar con las tribus locales para vender la imagen de que él es el único que puede sacar a Yemen de esta guerra y de la situación humanitaria que vive.

Actualización 2018

ASESINATO DE SALEH

Alí Abdulá Salé fue dictador en Yemen durante 22 años (antes otros doce años al frente de Yemen del Norte),impulsor de la reunificación del país y firme aliado de EEUU y Arabia Saudí.

Durante sus años como presidente, sus enemigos acérrimos fueron los huthies (con los que acabaría pactando en una alianza de conveniencia al iniciarse la guerra en 2015 para luchar contra su sucesor e intentar recuperar el poder, enfrentándose así a los saudíes y los estadounidenses, antaño sus socios en Yemen). Saleh fue derrocado por los movimientos sociales de la Primavera Árabe y obligado a exiliarse a cambio de asegurar protección para su fortuna y a la promesa de no ser jamás juzgado por sus crímenes, y desde entonces, movía las fichas de su particular partida de ajedrez en este tablero tan complejo.

Su objetivo era claro: recuperar el poder como fuese, aunque para ello tuviese que aliarse con sus eternos enemigos.

Pero la última semana de diciembre de 2017 dio la orden a la parte del ejército que aún le era fiel que iba a cambiarlo todo: atacar a los hutíes y expulsarlos de la capital, Saná, dinamitando la alianza con ellos y convirtiéndose en “traidor” para el movimiento huthi.

A la vez tendió una mano a los saudíes, ofreciéndoles una salida heroica a esta guerra que están perdiendo sin remisión, a cambio de terminar con los bombardeos y permitir la entrada de ayuda para la población. De esta manera, se aliaba de nuevo con sus viejos amigos, pero además ganaba más y más adeptos entre la población, que cansada y agotada después de casi 3 años de guerra, hacían declaraciones del tipo: “al menos con Saleh no teníamos guerra”, “Saleh sería un dictador y corrupto, pero nuestros niños podían ir a la escuela sin el peligro de una bomba en su cabeza”

Pero los huthis no iban a permitir ese movimiento en el tablero. Dos días después de la orden dada por Saleh, él y el 2º y 3º en su partido, estaban muertos a manos de sus anteriores socios. Con 75 años, ´la ambición sin medida y un peligrosísimo juego de alianzas, le hicieron acabar como terminaron antes muchos de sus enemigos.

Las décadas de gobierno autocrático de Salé no pueden separarse de la guerra actual por más que la intervención exterior de varios países haya contribuido de forma decisiva a alargar el conflicto.

En 2004 el fundador del movimiento hutí, Hussein al-Houthi, fue asesinado por soldados yemeníes por orden de Saleh. Ahora ellos se han cobrado la venganza.

Nadie sabe con seguridad qué ocurrirá ahora en Yemen, pero todos los pronósticos son pesimistas. Posiblemente muchos más enfrentamientos entre todas las partes, más muerte, más emergencia humanitaria… y mayor intervención extranjera. La muerte de Saleh, aunque inicialmente pueda parecer que enfortece a los huthis, en realidad puede llevar a una pérdida de apoyo social para ellos por parte de aquellos que creían que Saleh los sacaría de la guerra y que les apoyaban porque Saleh estaba de ese bando, pero que una vez asesinado Saleh pueden volverse en contra del movimiento. Eso debilitaría aún más al país y permitiría que las grandes potencias se adueñen ahora si, del territorio.

Es muy probable que los huthis hayan perdido muchas opciones no solo de ocupar el poder en Sana’a, sino incluso de lograr algún reconocimiento nacional e internacional a sus reiteradas demandas para salir de la marginación en la que llevan décadas sumidos. Sin los apoyos militares que aportaba Saleh  no solo carecen de fuerzas suficientes para ello, sino que previsiblemente se encontrarán ahora con un mayor rechazo a sus planteamientos por parte del resto de actores yemeníes temerosos de sus ansias de protagonismo.

La muerte de Saleh significa también que Mohamed Bin Salman, el hijo del rey saudí que lidera la invasión militar saudí en Yemen, se queda repentinamente sin baza alguna en el país a corto plazo y sin posibilidad de neutralizar la creciente influencia de Irán en un territorio que Riad siempre ha considerado su patio trasero. El reciente lanzamiento de dos misiles balísticos desde zonas controladas por los huthis contra objetivos saudíes y emiratíes es una buena prueba de la incapacidad saudí para neutralizar a un enemigo que se atreve incluso a atacar localidades saudíes fronterizas y, al mismo tiempo, del fracaso de Riad en el terreno estrictamente militar.

Y en todo este panorama, Occidente se encarga de ocultar y silenciar lo que allí sucede, haciéndonos creer que se trata de una guerra más “entre sunitas y chiitas”, y eso no es cierto. Dejó de serlo en el momento en el que el conflicto se internacionalizó, y Occidente entró de lleno en la guerra, con sus negocios e intereses propios.

Por ahora la violencia parece que va a continuar. Al mismo tiempo, el país se enfrenta a una crisis humanitaria de proporciones extraordinarias que el bloqueo de los puertos y aeropuertos del país por parte de Arabia Saudí y sus aliados exacerba día a día. Yemen se ha convertido en un infierno de proporciones bíblicas del que es casi imposible salir. No veréis refugiados yemenís en las costas europeas, no llegan, no existen. El bloqueo y ser uno de los pueblos más míseros del mundo, lo impide. Nadie tiene el dinero para pagar a las mafias, nadie piensa que Europa sea la panacea. Ellos antes emigraban hacia los países árabes que ahora les bombardean, o hacia Djibouti, Somalia, Etiopia… Ahora, ni eso es posible.

Actualización 2022

¿Está a punto de terminar la guerra en Yemen?

¿Significa el fin de la tregua en Yemen la vuelta a los combates?
El gobierno yemení y los Houthis no lograron prorrogar una tregua de seis meses que supuso una pausa en los combates en este conflicto que dura ya ocho años.

Los bandos enfrentados de Yemen no han logrado llegar a un acuerdo para prorrogar un alto el fuego a escala nacional, poniendo en peligro la tregua más prolongada desde que comenzó la sangrienta guerra civil que asola el país desde hace ocho años.

La tregua fue negociada por las Naciones Unidas en abril y se ha renovado en dos ocasiones.

El conflicto comenzó en 2014, cuando los houthis, alineados con Irán, tomaron la capital, Saná, y gran parte del norte de Yemen y posteriormente forzaron al gobierno a exiliarse. En marzo de 2015, una coalición liderada por Arabia Saudí, incluidos Emiratos Árabes Unidos, inició una campaña militar, respaldando al gobierno reconocido internacionalmente. Sin embargo, los combates han desembocado en un punto muerto y han devastado el país, creando lo que la ONU ha descrito como la peor crisis humanitaria del mundo y matando a 150.000 personas.

¿Por qué no se ha prorrogado la tregua?
Ambas partes se culpan mutuamente por permitir que el acuerdo expire.
La tregua de abril había establecido originalmente una apertura parcial del aeropuerto de Saná, controlado por los houthis, y del puerto clave del mar Rojo de Hodeidah, controlado por los houthis, y en los meses siguientes se reanudaron los vuelos en el aeropuerto por primera vez desde 2016,
La tregua también exigía el levantamiento del bloqueo houthi de Taiz, la tercera ciudad más grande del país. Sin embargo, se ha avanzado poco en este sentido, después de que se estancaran las conversaciones para reabrir las carreteras locales.
Otro punto conflictivo ha sido la financiación de los salarios de los empleados públicos. Muchos de ellos llevan años sin cobrar sus salarios.
Ahmed Awad bin Mubarak, ministro de Asuntos Exteriores del gobierno yemení, culpó a los houthis del fin de la tregua. «El gobierno hizo muchas concesiones para prolongar la tregua», declaró al canal por satélite panárabe Al-Hadath.
Por su parte, los houthis afirmaron que las conversaciones en torno a la tregua habían llegado a un «callejón sin salida». Quieren la apertura total y sin restricciones del aeropuerto de Sanaa y el levantamiento de todo el bloqueo sobre Hodeidah.

ENLACE  VÍDEO 1 COMPLETO (EN INGLÉS)

¿Cuál ha sido el efecto de la tregua sobre el terreno?
El alto el fuego ha provocado un fuerte descenso de los combates a pesar de las denuncias de violaciones por ambas partes.
Según la organización benéfica internacional Save the Children, la tregua ha provocado un descenso del 60% de los desplazamientos y del 34% de las víctimas infantiles en Yemen.
Las importaciones de combustible en el puerto de Hodeidah también se han cuadruplicado, según los grupos humanitarios.
Los habitantes de Sanaa afirman que su vida cotidiana ha mejorado drásticamente. Los precios han bajado al entrar en la ciudad más productos de primera necesidad.
Evani Debone, coordinadora de comunicación y promoción de Adra Yemen, un organismo de ayuda humanitaria, declaró a Al Yazira que la tregua había dado a los yemeníes esperanzas de paz. «Los niños que van a la escuela ya no tienen miedo de los aviones», dijo. «Que la próxima generación de Yemen no tenga miedo y no huya de la guerra, además de tener derecho a volver a vivir sus vidas es lo más importante cuando pensamos en la tregua».

¿Se acordará un nuevo alto el fuego?
El enviado de la ONU para Yemen, Hans Grundberg, declaró que los esfuerzos por prorrogar y ampliar la tregua otros seis meses no habían tenido éxito. «El enviado especial de la ONU lamenta que hoy no se haya alcanzado un acuerdo, ya que una tregua ampliada y extendida proporcionaría beneficios críticos adicionales a la población», señaló en un comunicado.
Peter Salisbury, experto en Yemen de Crisis Group, un grupo de reflexión internacional, dijo que los Houthis se han comportado como si tuvieran más influencia a lo largo de las negociaciones, porque estaban más dispuestos que la otra parte a volver a la guerra. En comparación con las fuerzas que combaten con la coalición saudí, los Houthis ″dirigen un estado policial eficaz y operan una fuerza de combate bastante funcional y motivada», afirmó.
Por su parte, los houthis acusaron a la coalición liderada por Arabia Saudí de no acordar medidas para «aliviar el sufrimiento del pueblo yemení». «En los últimos seis meses, no hemos visto ninguna voluntad seria de abordar las cuestiones humanitarias como prioridad absoluta», señaló un comunicado del grupo.

ENLACE DEL VÍDEO 2 COMPLETO (EN INGLÉS)

¿Qué ocurrirá si se reanudan los combates?
El portavoz militar houthi, Yahya Saree, ya ha lanzado una advertencia a Arabia Saudí y EAU, que han sido blanco en el pasado de ataques con misiles. «Las fuerzas armadas [Houthi] dan a las compañías petroleras que operan en EAU y Arabia Saudí la oportunidad de organizar su situación y marcharse», tuiteó Saree.
Ferran Puig, director en Yemen de la organización benéfica internacional Oxfam, dijo que «millones de personas estarán ahora en peligro si se reanudan los ataques aéreos, los bombardeos terrestres y los ataques con misiles».
Las organizaciones humanitarias han pedido a ambas partes que dejen de lado sus diferencias y «extiendan el brazo de la diplomacia», señalando que la ayuda a 23 millones de personas de una población total de 30 millones se verá gravemente afectada.
La no renovación del alto el fuego es «una oportunidad perdida para ayudar a millones de civiles yemeníes a salir del brutal conflicto en el que las partes beligerantes han sumido al país», declaró Erin Hutchinson, directora del Consejo Noruego para los Refugiados en Yemen.
«Necesitamos que la comunidad humanitaria apoye de nuevo a Yemen para animar a ambas partes a mantener una conversación y también para proporcionar los fondos necesarios para millones de yemeníes que desde el comienzo de la tregua pudieron volver a ver la esperanza, pero que de nuevo les ha sido arrebatada», dijo Evani Debone.
Según Debone, hasta ahora sólo se ha financiado el 47% de la respuesta humanitaria en Yemen, y más del 50% se ha centrado en la seguridad alimentaria, dejando sin fondos otras cuestiones como el saneamiento del agua, la educación y la salud.

FUENTE: ALJAZEERA/3-10-2022

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Actualización Enero 2023

Yemen: un pueblo abandonado en un conflicto catastrófico e interminable

de Dario Salvi 

En los últimos días, la ONU hizo una petición de ayuda a los países donantes por un importe de 4.500 millones de euros. Un pedido similar en 2022 había logrado recaudar la mitad de los fondos necesarios. Mientras tanto, en el territorio los combates continúan, la tregua parece lejana y la crisis económica se agrava. Los niños soldados, el colapso del PIB y los recursos a cuentagotas alimentan la miseria. 

Un plan de ayuda de casi 4.500 millones de euros de los países donantes, para tratar de aliviar a una nación golpeada por años de guerra, pobreza e indiferencia de la comunidad internacional, mientras en el territorio siguen muriendo civiles. Y los niños son explotados como armas en una incesante campaña de reclutamiento que ninguna política de sensibilización ha podido contrarrestar. La crisis de Yemen, donde se libra una guerra tan sangrienta como olvidada, no parece terminar y ni siquiera los esfuerzos de la ONU por alcanzar un acuerdo han surtido efecto hasta ahora. Los Houthis, milicias rebeldes cercanas a Irán, siguen combatiendo contra las fuerzas gubernamentales reconocidas por la comunidad internacional y apoyadas por la coalición árabe que lidera Arabia Saudita. A esta última en el pasado se la acusó por sus incursiones que alcanzaron víctimas inocentes, entre ellas menores, escuelas y hospitales. Aunque los esfuerzos de mediación -que hasta ahora resultaron en una frágil tregua que duró unos meses el año pasado- den sus frutos, la población está destinada a sufrir en los próximos años las consecuencias del conflicto y el desastre humanitario.

Una crisis sin salida

En abril del año pasado aparecieron signos de esperanza cuando el enviado especial de la ONU Hans Grundberg -en el cargo desde septiembre de 2021- consiguió arrancar de ambas partes una tregua de dos meses, que se renovó por otro periodo, y el inicio de las negociaciones para un acuerdo a largo plazo. En el frente gubernamental, Riad y Abu Dhabi habían sustituido el liderazgo de décadas del presidente Abdu Rabbu Mansur Hadi por un consejo de ocho miembros (PLC). Sin embargo, la tregua expiró definitivamente el 2 de octubre y nunca se renovó; las partes siguieron combatiendo mientras se acusaban mutuamente por el fracaso de las negociaciones. Lo que queda es un conflicto que se cobró casi 400.000 vidas desde 2014 y que, según la ONU, provocó la «peor crisis humanitaria del mundo«, sobre la que el Covid-19 tuvo efectos «devastadores«. Millones de personas están al borde de la inanición y los niños -11.000 ya murieron en el conflicto- sufrirán las consecuencias durante décadas. Hay más de tres millones de desplazados internos, la mayoría de los cuales vive en la miseria, pasa hambre y está expuesta a epidemias, en especial al cólera.

En los últimos ocho años, la situación a nivel militar permaneció prácticamente inalterada. Los Houthis, más conocidos como Ansar Allah (AA), gobiernan a dos tercios de la población y controlan un tercio del territorio. El frente más candente es la gobernación de Marib, donde los rebeldes proiraníes lanzaron una ofensiva que, sin embargo, se topó con la resistencia gubernamental. Para mantener el poder, los Houthis no dudan en recurrir a un régimen autoritario, que no respeta ningún derecho humano y reprime la disidencia mediante encarcelamientos, ejecuciones -incluso contra los menores, que muchas veces siguen siendo utilizados como niños soldado, como ocurre también en el otro bando- y juicios sumarios. No hay libertad de expresión, los periodistas son detenidos y castigados, las mujeres tienen restringidos sus derechos y libertades, lo que incluye la obligación de un «tutor» masculino o un «código de vestimenta».

Riad y Abu Dhabi, intereses divergentes

Las condiciones no son mejores en el frente opuesto, donde en los últimos años se produjo una fractura dentro de la alianza árabe entre Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos por intereses divergentes y por el apoyo al movimiento separatista en el sur. Los objetivos contrapuestos también tuvieron graves consecuencias en el escenario del conflicto, en el que también jugó un papel importante la progresiva desvinculación de Estados Unidos ya bajo la presidencia del republicano Donald Trump, que luego continuó con su sucesor demócrata Joe Biden. Una de las señales que marcaron este cambio fue el ataque de los houthis a Abu Dabi en enero de 2022, un golpe al corazón que llevó a saudíes y emiratíes a la autodefensa, conscientes de que ya no podían contar con el paraguas protector de Washington. Este giro de los acontecimientos se confirmó aún más después de los múltiples ataques con misiles y drones desde territorio controlado por rebeldes proiraníes en dirección a Arabia Saudita, algunos de los cuales tuvieron como objetivo instalaciones petrolíferas de importancia estratégica para Riad. Mientras tanto, se creó el «consejo» presidencial para el periodo de transición (el PLC), cuyo objetivo es garantizar un frente común entre los intereses de Abu Dabi y Riad frente a los houthis. Sin embargo, en los últimos meses éste también se caracterizó por divisiones, facciones enfrentadas e intereses divergentes que no ayudan al diálogo ni a la mediación.

Las consecuencias de la guerra

Años de violencia y tensiones causaron inmensos sufrimientos a una población agotada desde el punto de vista económico, social y humano. El balance se agrava por el bloqueo de algunos de los principales puertos del país, como el de Hodeida, donde se concentraron duros combates que acabaron por paralizar el comercio, los suministros e incluso la misma ayuda. Uno de los pocos actores que en los últimos años parece haber reforzado su presencia, y sus intereses, es China, que observa Adén y sus alrededores con gran atención, con vistas a seguir fortaleciendo la «Ruta de la Seda». Con la guerra, el PIB se desplomó un 50%, mientras que la renta media anual per cápita es de unos 600 euros, menos de la mitad que antes de la contienda. La crisis financiera también provocó la congelación del pago de salarios a cerca de 1,2 millones de empleados públicos, muchos de los cuales recibieron pagas por la mitad del sueldo con varios meses de distancia entre ellas. A los daños económicos se suman los medioambientales, con una serie de catástrofes naturales en la historia reciente que causaron graves consecuencias, en particular las inundaciones de gran alcance que sumergieron territorios enteros. Y la tendencia, advierten los expertos, parece que va a empeorar.

La mayoría de los yemeníes están sumidos en el agotamiento, la desesperación y la miseria, e incluso si se llega a un acuerdo de paz -lo que no está en absoluto asegurado- a corto o medio plazo, la población seguirá atrapada entre la devastación socioeconómica y el clima hostil. En los últimos meses, Grundberg, el enviado de la ONU, multiplicó sus esfuerzos e intentó acercar los frentes con viajes regulares a Riad, Omán, Emiratos e incluso Moscú. Un primer paso puede representarlo el inicio de negociaciones directas entre los Houthi y Arabia Saudita, un reconocimiento y una legitimación a los que los propios rebeldes pro-Teherán aspiran desde hace tiempo después de haber mantenido contactos secretos en los últimos años. Todo ello, sin embargo, sin ocultar -o soslayando- el papel del Consejo, que aún hoy representa la parte internacionalmente reconocida en el complicado rompecabezas de Yemen. La petición de la ONU de más de 4.000 millones en ayuda para 2023 es una señal de que la crisis humanitaria se agrava cada vez más, pero los recursos son escasos y los grifos se están secando, sumándose a otras crisis globales como el terremoto en Siria y Turquía. En 2022, el pedido de una cantidad similar sólo alcanzó el 52% del objetivo, mientras la gente sigue sufriendo y sus líderes parecen cada vez más distantes, y menos interesados, en alcanzar un compromiso.

FUENTE: Dario Salvi/Boletín La Puerta de Oriente/Asianews.it/07-03-2023

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Última Actualización

Podría decirse que la trifurcación de Yemen es un hecho consumado

Andrew Korybko

La formalización de la trifurcación de facto de Yemen en un Yemen del Norte respaldado por Irán y un Yemen del Sur federalizado que preserva las “esferas de influencia” existentes de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos en el este y el sur, respectivamente, requiere compromisos de todas las partes interesadas, pero terminaría pacíficamente la guerra

El estado actual de los asuntos político-militares

La República de Yemen nominalmente unida ya está trifurcada de facto en “ esferas de influencia ” emiratíes, iraníes y saudíes, pero el acercamiento iraní-saudí y la creciente brecha emiratí-saudí pronto podrían formalizar este estatus. El primero mencionado afirma su influencia en el Sur a través del Consejo de Transición del Sur (STC), el segundo ejerce influencia en el Norte a través de los Houthis, mientras que el tercero se basa en una combinación del partido Islah y las recién formadas “ Nation Shield Forces ” (NSF ) para comandar el Este.

Facilitado por China iraní-saudí, el acercamiento podría inspirar a esos antiguos rivales a enterrar simbólicamente el hacha al priorizar una solución política a la Guerra de Yemen de casi una década, pero cualquier resultado que no resulte en la restauración de la independencia de Yemen del Sur podría conducir a una nueva guerra . The Wall Street Journal informó recientemente sobre la creciente brecha entre los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, lo que da crédito a las preocupaciones de que Riad podría intentar excluir a Abu Dhabi y sus aliados de cualquier conversación con Teherán sobre Yemen.

Como la fuerza líder que lucha en apoyo del gobierno de Yemen reconocido por la ONU, Arabia Saudita podría asumir que tiene derecho a tratar con el patrón iraní de los hutíes de manera bilateral en este contexto y, por lo tanto, hablar en nombre de toda la coalición, incluido el Emiratos Árabes Unidos y el STC. Esto podría hacer que esos dos acuerden uno de los tres escenarios, ninguno de los cuales se espera que sea aceptable para los yemeníes del sur que aspiran a restaurar su independencia como un estado unitario, siendo crucial el último factor mencionado.

Los tres escenarios más probables

En cuanto a los escenarios mencionados, estos son: 1) la formación de un “gobierno de unidad nacional” que involucre a los Houthis; 2) la bifurcación de Yemen en norte y sur, pero con este último como estado federal dividido en mitades alineadas con los emiratíes y los saudíes; y 3) trifurcación formal. Cada una de estas tres posibilidades más probables probablemente incitaría a los yemeníes del sur a protestar, si no a luchar abiertamente en apoyo de su objetivo descrito anteriormente de un estado unitario independiente, probablemente con la ayuda de los Emiratos Árabes Unidos.

Hay demasiada mala sangre entre los hutíes y el STC para que el primer escenario tenga alguna posibilidad de éxito, mientras que el segundo ya es una trifurcación de facto y, por lo tanto, es contrario a la visión de los yemeníes del sur de restaurar la naturaleza unitaria de su antiguo estado. De acuerdo, el tercer escenario obviamente también sería inaceptable para ellos. Cada una de estas posibilidades que podrían avanzar mediante conversaciones secretas entre Irán y Arabia Saudita aumenta el riesgo de transformar la guerra en lugar de ponerle fin.

El primer escenario podría ver a los hutíes respaldados por Irán y al gobierno reconocido por la ONU respaldado por Arabia Saudita unir fuerzas para desarmar al STC respaldado por los Emiratos Árabes Unidos si se niega a aceptar su plan de «gobierno de unidad nacional», destruyéndolos si contraatacan, y luego ocupando conjuntamente el Sur de nuevo. Mientras tanto, el segundo y el tercer escenario podrían conducir a una guerra de poder entre Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos librada por los representantes de Islah y NSF del primero contra los aliados de STC del segundo.

Por lo tanto, estos tres escenarios son contrarios a la causa de restaurar la independencia de Yemen del Sur como un estado unitario, siendo el segundo el «mal menor», ya que teóricamente podría lograr la soberanía sin derramamiento de sangre en caso de que el STC entregue el Este a los representantes saudíes. . Sin embargo, incluso en ese escenario, no se puede descartar que los lugareños, en su mayoría seculares, no se levanten eventualmente contra el partido Islah, religiosamente estricto, y sus igualmente impopulares guardias pretorianos de la NSF.

Argumentos prácticos contra la trifurcación impulsada por referendos respaldados por la ONU

En principio, cada uno de los “Tres Yemen” ya existentes de facto podría celebrar referéndums sobre la independencia y la federalización para evitar pacíficamente cualquier disputa potencialmente violenta relacionada con estos temas sensibles, pero esta propuesta contiene una serie de problemas que impiden su promulgación. Por ejemplo, primero requeriría que todas las partes estén de acuerdo con dicha votación, que los hutíes, el gobierno de Yemen reconocido por la ONU y/o los representantes del este de los saudíes podrían rechazar, torpedeándolo así.

No solo eso, sino que incluso si los referéndums solo se propusieran en las regiones del este y sur de Yemen no controladas por los hutíes que están nominalmente bajo el control del gobierno reconocido por la ONU a pesar de estar divididos de facto entre el STC y los representantes de los saudíes, entonces uno de esos dos aún podrían no estar de acuerdo. Además, en el improbable caso de que lo hagan, requerirán observadores de la ONU para garantizar la equidad y probablemente también un despliegue preventivo de mantenimiento de la paz a lo largo de la Línea de Control (LOC) antes de la votación.

El último requisito mencionado para ayudar a una separación pacífica entre Yemen del Este alineado con Arabia Saudita y Yemen del Sur alineado con los Emiratos Árabes Unidos en el escenario de que el primero mencionado vote libremente por eso (lo cual es cuestionable debido a la probabilidad de soborno e intimidación de Arabia Saudita) es abundante. con sus propios problemas. Ni los yemeníes del sur ni sus representantes STC reconocen la existencia de Yemen Oriental, y tampoco Arabia Saudita o los Emiratos Árabes Unidos, lo que significa que tampoco existe oficialmente LOC entre ellos.

Los yemeníes del sur, sus representantes del STC y los aliados emiratíes de esos dos, por lo tanto, primero tendrían que reconocer la existencia de Yemen Oriental, la legitimidad de sus causas federales y posiblemente incluso separatistas respaldadas por Arabia Saudita, y luego acordar la LOC entre ellos para que eso suceda. votación para llevar a cabo. Suponiendo que esto suceda por el bien del ejercicio de previsión de escenarios del presente artículo, entonces no se puede dar por sentado que el CSNU dividido estaría de acuerdo en desplegar observadores y fuerzas de paz.

La Nueva Guerra Fría , que se puede simplificar demasiado como la lucha mundial entre el Oeste de Oro liderado por EE.UU. Billion y la Entente Sino-Russo sobre la dirección de la transición sistémica global (con el Sur Global balanceándose entre ambos pero simpatizando con el último), pasa directamente por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Los miembros estadounidenses, británicos y franceses del primer bloque de facto tendrían que estar de acuerdo con los chinos y rusos del segundo sobre este delicado tema geoestratégico, que no se puede asegurar que sucederá.

Sin un mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que podría no darse por las razones antes mencionadas relacionadas con las divisiones de la Nueva Guerra Fría que atraviesan ese organismo, entonces los referéndums analizados sobre la bifurcación/trifurcación formal podrían no considerarse legítimos. Aun así, aún podría tener lugar, pero probablemente requeriría que Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos desplegaran fuerzas en sus respectivos lados de la LOC con anticipación, y el segundo tendría que hacerlo a lo largo de la frontera con Yemen del Norte para disuadir los ataques de los hutíes. también.

Este escenario tampoco puede darse por sentado debido a su creciente división que podría conducir a desacuerdos sobre la LOC entre sus respectivas «esferas de influencia» en Yemen, que ambos se muestran reacios a reconocer oficialmente a partir de ahora. Si ellos y sus aliados no pueden ponerse de acuerdo sobre esto por sí mismos, entonces la LOC y los asuntos relacionados podrían requerir una mediación externa, con la que los socios rusos y/o chinos cercanos de esos dos países del Golfo podrían ayudar si se les solicita.

Cálculos estratégicos de Arabia Saudita en el este de Yemen

Volviendo al tema de la división formal de Yemen, que es el resultado más probable de su conflicto de una forma u otra en lugar de una «reunificación» falsa y forzada, su bifurcación de nuevo en Yemen del Norte y un Yemen del Sur unitario es mucho más sostenible que cualquier otro. forma de trifurcación. El gobierno respaldado por Arabia Saudita y reconocido por la ONU tendría que aceptar ceder el control del Norte, independientemente de si los hutíes respaldados por Irán quieren la independencia, y luego Riad tendría que retirarse del Este.

Esta secuencia de eventos es poco probable, aunque el primer paso podría ocurrir, especialmente si hay un acuerdo secreto iraní-saudí para bifurcar formalmente Yemen como la solución geopolítica más pragmática para su guerra de poder de larga duración allí. Sin embargo, incluso si eso sucede, entonces no es realista imaginar que Arabia Saudita retiraría unilateralmente sus fuerzas de la «esfera de influencia» que ellos y sus representantes de Islah-NSF tallaron en el Este en apoyo de un Yemen del Sur unitario liderado por STC. después de que termine la guerra.

Más bien, se esperaría que el Reino en ese caso comenzara una operación de información destinada a legitimar su «esfera de influencia» allí, ya sea que se logre a través de la federalización de posguerra de Yemen del Sur o la secesión del Este (y la posible «unificación» con Arabia Saudita después). ). Con ese fin, podría tratar de revivir los recuerdos de la trifurcación previamente formal de Yemen ahora nominalmente «unido» de 1962-1967 .

En ese momento, estaba dividida entre la República Árabe de Yemen independiente (que se vio envuelta desde ese año hasta 1970 en una sangrienta guerra civil con las fuerzas monárquicas), la Federación de Arabia del Sur y el Protectorado de Arabia del Sur, los dos últimos de los cuales estaban oficialmente bajo el control del Reino Unido. Resulta que las fronteras de este último se corresponden aproximadamente con la «esfera de influencia» de Arabia Saudita sobre las actuales gobernaciones de Hadramout y Mahra, de ahí el probable interés de Riad en revivir pronto sus recuerdos.

Por lo tanto, su operación de información podría buscar argumentar que el precedente geopolítico ya se ha sentado para el posible estatus futuro de Yemen Oriental como un sujeto federal autónomo en un Yemen del Sur recientemente restaurado o como un estado separado en sí mismo, los cuales caerían bajo Arabia Saudita. influencia. Cualquiera de los resultados corre el riesgo de sembrar las semillas de otro conflicto, incluso si se logran pacíficamente en el corto plazo, ya que los lugareños no apoyan la soberanía que su vecino del norte les impone.

Evitar una guerra de poder emiratí-saudí en Yemen del Sur

Esto significa que un levantamiento civil posiblemente violento es prácticamente inevitable después de un tiempo, que podría conducir rápidamente a una guerra de poder entre Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Podría librarse a través de sus socios Islah-NSF y STC respectivamente, ya sea como una guerra civil de Yemen del Sur en el escenario de bifurcación o una internacional entre un Yemen del Sur liderado por STC y apoyado por los Emiratos que arma un movimiento de liberación nacional a favor de la reunificación en un Yemen Oriental respaldado por Arabia Saudita en el escenario de la trifurcación.

Si el STC y sus aliados de los Emiratos Árabes Unidos no son lo suficientemente poderosos como para obligar a Arabia Saudita a retirarse de su «esfera de influencia» en el Este y ordenar a sus representantes que apoyen la restauración de un Yemen del Sur unitario o no quieren arriesgarse a un guerra con ellos por este tema, entonces deberían comenzar conversaciones de inmediato. Es poco probable que el Reino se retire del Este e incluso podría estar retozando con Irán en secreto en este momento para unir fuerzas contra Yemen del Sur en el escenario del «gobierno de unidad nacional» discutido anteriormente.

Por lo tanto, los Emiratos Árabes Unidos pronto podrían verse obligados al dilema de ceder su influencia en Yemen manteniéndose al margen mientras Irán y Arabia Saudita aplastan conjuntamente a sus aliados del STC, que probablemente se rebelarán contra el escenario mencionado anteriormente, o librar una guerra de poder contra esos dos por este tema. . Con miras a evitar de manera preventiva ambas secuencias de eventos desventajosas, los Emiratos Árabes Unidos podrían alentar al STC a unirse a él en las próximas conversaciones con Arabia Saudita y sus representantes orientales sobre la federalización de Yemen del Sur.

Sin duda, este “mal menor” desde la perspectiva del pueblo de Yemen del Sur podría solo retrasar el conflicto aparentemente inevitable que se describió anteriormente entre el Este respaldado por Arabia Saudita y el Sur respaldado por los Emiratos Árabes Unidos, pero podría ser preferible para los Emiratos Árabes Unidos. Es probable que ese país no esté preparado para librar una guerra de poder en apoyo del STC contra los hutíes respaldados por Irán y el gobierno reconocido por la ONU respaldado por Arabia Saudita, y mucho menos en un futuro muy cercano, ergo la necesidad de conformarse con la federalización.

En ese caso, no sería necesario un referéndum sobre este tema, ya que Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos pueden alentar encarecidamente a sus aliados en el Este y el Sur, respectivamente, a acordar esto como parte de los términos para restaurar la independencia de Yemen del Sur. Los hutíes respaldados por Irán serían impotentes para frustrar la bifurcación de Yemen incluso si estuvieran en contra, pero Riyadh podría hacer que su ahora antiguo rival les haga aceptar esto para simbolizar el acercamiento de esos dos al terminar su guerra de poder de esta manera.

En pocas palabras, todos tendrían que ceder en sus objetivos maximalistas en busca de la paz si esto sucediera. Los hutíes respaldados por Irán tendrían que renunciar a su objetivo de conquistar Yemen del Sur, el gobierno respaldado por Arabia Saudita y reconocido por la ONU tendría que renunciar a su objetivo de reafirmarse alguna vez en Yemen del Norte, y el STC tendría que renunciar a su objetivo. de restaurar el carácter unitario del antiguo estado que quieren revivir. Solo a través de estos compromisos puede terminar la guerra en un futuro cercano.

La influencia de las participaciones compartidas entre Emiratos y Arabia Saudita en la preservación de la unidad del CCG

Sin embargo, como se advirtió a lo largo de este análisis, la guerra aparentemente inevitable entre las regiones del este del entonces federal Yemen del Sur respaldadas por Arabia Saudita y las regiones del sur apoyadas por los Emiratos simplemente se retrasaría en ese escenario. Dicho esto, esos dos países del Golfo podrían estar de acuerdo en que es mejor para ambos retrasar su guerra de poder hasta un momento posterior (quizás con la esperanza de que finalmente no ocurra) que arriesgarse a pelear pronto y dividir instantáneamente el CCG. como resultado.

Después de todo, ese bloque podría sumergirse en una crisis en el escenario del «gobierno de unidad nacional» en el caso de que el gobierno respaldado por Arabia Saudita y reconocido por la ONU recurra a la fuerza contra el STC respaldado por los Emiratos Árabes Unidos que previsiblemente se rebelará contra los hutíes que explotan esa estructura para ejercer influencia sobre el sur. Los Emiratos Árabes Unidos tendrían que ceder su influencia en Yemen y, por lo tanto, someterse a convertirse en el «socio menor» de Arabia Saudita o proteger su influencia y prestigio librando una guerra de poder que dividiría al CCG.

Es posible que el Reino no quiera replicar una versión mucho más violenta de la crisis anterior del bloque con Qatar, ni los Emiratos querrían tomar el lugar anterior de ese país como la «oveja negra» del grupo si lucha contra los saudíes por poder y es sancionado por ellos y sus compañeros miembros del CCG en respuesta. Por lo tanto, la mejor manera de servir a ambos intereses es retrasar su guerra de poder a un momento posterior al acordar restaurar la independencia de Yemen del Sur, aunque como un estado federal.

Hablando con franqueza, Yemen ya está trifurcado informalmente, y cualquier intento de volver a su bifurcación corre el riesgo de provocar otro conflicto. Ya sea que Irán y Arabia Saudita unan fuerzas a través de sus socios locales para aplastar al STC o que el grupo apoyado por los Emiratos luche contra los representantes de los saudíes en el este ante su negativa a unirse al gobierno unitario de un Yemen del Sur recientemente independiente, la guerra actual parece estar destinada para transformarse pronto en una forma diferente si esta trifurcación no se formaliza.

El «mal menor» con el que las partes interesadas podrían estar de acuerdo es que los hutíes respaldados por Irán dominen lo que ellos llamen su forma revivida de Yemen del Norte, mientras que Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos retrasan su aparentemente inevitable guerra de poder entre las regiones del este y el sur de Yemen del Sur. vía federalización. Presionar por la separación del Este ocupado por Arabia Saudita podría ser un puente demasiado lejano para Riad en términos de su imagen internacional, así como de las relaciones con Abu Dhabi, por lo que podría conformarse con la federalización.

Ni Arabia Saudita ni los Emiratos Árabes Unidos quieren pelear una guerra de poder entre ellos en este momento que dividiría al CCG en este momento delicado en la transición sistémica global, y Abu Dhabi ciertamente no quiere convertirse en la «oveja negra» del grupo en ese momento. escenario como lo fue Qatar anteriormente. Por lo tanto, se espera que ambos estén abiertos a la idea de evitar de manera preventiva una división inminente y potencialmente violenta entre ellos al aceptar el compromiso de restaurar Yemen del Sur en forma federal.

Pensamientos concluyentes

La formalización de la trifurcación de facto de Yemen en un Yemen del Norte respaldado por Irán y un Yemen del Sur federalizado que preserva las “esferas de influencia” existentes de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos en el este y el sur, respectivamente, requiere compromisos de todas las partes interesadas, pero terminaría pacíficamente la guerra. Está en los intereses de todas las partes, como se explicó, especialmente Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, pero eso no significa que se desarrollará, ya que requiere una voluntad política extremadamente fuerte de todos para tener éxito.

Tampoco se ha presentado formalmente, pero eso podría cambiar pronto si el STC, los Emiratos Árabes Unidos o los socios rusos y/o chinos cercanos de este último lo proponen en el futuro próximo como la solución más pragmática a esta guerra de larga duración que también tiene la mejor oportunidad de al menos retrasar una guerra de poder emiratí-saudí. Con suerte, alguien introducirá esta idea en el discurso para medir la reacción de las partes relevantes, que podría ser más positiva de lo que algunos esperan debido al acercamiento iraní-saudí.

En cualquier caso, el propósito de la presente pieza es inspirar a alguien a desempeñar ese papel para lograr idealmente un final pacífico a lo que hoy en día es literalmente la peor crisis humanitaria del mundo según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU . Todo el mundo tiene la responsabilidad moral de hacer todo lo posible para poner fin a su situación lo antes posible con aquellos que actualmente están sufriendo, lo que, con suerte, esta propuesta puede ayudar a que suceda, al menos empujando la dinámica política de este conflicto más cerca en esa dirección.

FUENTE: Andrew Korybko/Radiofarodelnoroeste.es/13-03-2023

NOTICIA ORIGINAL AQUÍ

 

SITUACIÓN HUMANITARIA

En Yemen se vive una guerra desde hace más de 8 años. Esta guerra silenciada por el mundo occidental, ha convertido al país en la mayor emergencia humanitaria del mundo.

 

ALGUNOS DATOS:

  • 23,4 millones de personas (el 80% de la población) necesitan AYUDA HUMANITARIA.
  • 12,1 millones de personas están en EMERGENCIA AGUDA.
  • 11,3 millones de niñ@s necesitan AYUDA URGENTE PARA SOBREVIVIR, datos que se incrementan un 15% cada 5 meses.
  • 4,5 millones de personas DESPLAZADAS (más de 2 millones son niñ@s).
  • 14,4 millones de personas necesitan PROTECCIÓN, mayoritariamente mujeres y nin@s. El 21% de los hogares están sustentados por niñas menores de 18 años que han perdido a sus padres y deben hacerse cargo de sus hermanos.
  • Más de 10.200 niñ@s MUERT@S O HERID@S por causas directas.
  • Más de 377.000 personas MUERTA(por causas directas e indirectas).
  • 1 niño muere en Yemen cada 9 minutos, 160 al día.
  • Más de 5,5 millones de niñ@s NO VAN A LA ESCUELA por los bombardeos o porque la escuela ya no existe. 10,331 escuelas han sido bombardeadas. El 66% han sido bombardeadas y gravemente dañadas, el 27% han cerrado y el 7% son usadas por familias desplazadas o por militares.
  • Durante el 2022, CADA HORA 1 persona ha MUERTO o resultado herida.
Situación Humanitaria en Yemen
FUENTES:
– Yemen Humanitarian situation Report. February 2022. UNICEF. Yemen Country Office.
– Humanitarian response plan for Yemen. November 2022. Occha.
– Informe UN. Noticias ONU, Marzo 2022

Las cifras de Yemen son terribles: 377.000 personas muertas o heridas, y parece que en realidad, las cifras serían muchas más, puesto que en un país tribal y de difícil acceso a muchas de las zonas más aisladas, muchos de los muertos se entierran de forma rápida, sin contabilizar y sin que dé cuenta de ellos ningún ministerio.

La mortalidad infantil se ha disparado por falta de alimentos, agua potable y medicinas. Yemen ha hecho un retroceso en el tiempo, y el grado de malnutrición de muchos niños no se vivía en el país desde hacía más de 10 años. Según  UNICEF, 1 niño muere en Yemen cada 9 minutos, 160 al día, por enfermedades prevenibles y tratables como el cólera, la tos ferina, las diarreas, la deshidratación aguda… Muchos otros sufren amputaciones y heridas graves de diversos tipos por minas anti-persona, bombas sin estallar…

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2,2 millones de niñ@s sufren desnutrición y más de 1 millón de embarazadas están en riesgo severo de morir por la falta de alimentos o complicaciones durante el parto por su precaria situación de salud.

Se bombardean puertos, aeropuertos, torres de telecomunicaciones, carreteras, puentes, escuelas, hospitales, universidades, gasolineras, instalaciones de agua, estaciones eléctricas, almacenes, fábricas, centros comerciales, granjas… todo vale en esta guerra.

La coalición de países árabes apoyada por Estados Unidos y varios países europeos ha lanzado bombas en bodas, entierros, mercados… Algunas de las mayores masacres, como el bombardeo sobre un funeral que mató a 140 personas e hirió a más de 500, han sido sistemáticamente ignoradas por el mundo, que no le ha dedicado más allá de unos segundos de atención.

Los alimentos y el agua potable escasean en Yemen (el agua debe extraerse mediante perforación del suelo y no hay combustible para ello) o los precios se han disparado (el precio del trigo y del arroz ha subido un 200%, y sigue subiendo. La gasolina un 220%, algunos productos incluso han incrementado en un 300% su precio). Las medicinas no son suficientes para los miles de heridos que hay (más de 40.000 enfermos de cáncer no tienen acceso a tratamiento), más de 3.000 escuelas han cerrado y muchas han sido bombardeadas, los bancos no tienen dinero, las empresas han dejado de funcionar y los trabajadores no han cobrado el salario desde hace más de 3 años y medio.

Todo esto conlleva que, por ejemplo, el número de niños sin escolarizar haya aumentado de 1 millón antes del conflicto, a más de 5 millones. A los que no pueden ir a la escuela porque ya no existe o porque su familia se ha visto obligada a desplazarse de su lugar de residencia habitual, hay que sumar todos los que no van por miedo a un posible bombardeo, puesto que éstas se han convertido en blanco de muchos de los ataques. 1 ó 2 generaciones de yemeníes dejan de tener acceso a la educación, a un futuro mejor, a desarrollo y crecimiento personal y profesional, y se convierten en potenciales víctimas de abusos, raptos, mendicidad, tráficos diversos, mafias de todo tipo, grupos radicales…

LOS CICLONES

Una breve introducción…

Socotra es desconocida. Socotra está aislada y no sale en las revistas de viaje ni en las guias. Socotra pertenece a Yemen, pero es apenas una mancha en el mar de Arabia que sólo unos pocos tenemos el enorme gusto de haber visto en persona. Otros pocos la han soñado a través de imágenes o del libro de Jordi Esteva “Socotra, la isla de los genios”, pero la realidad es que si tu preguntas a alguien ¿sabes algo de Socotra?, la mayoría responderán ¿de qué?

Por eso cuando los 2 ciclones la arrasaron en noviembre de 2015, en Solidarios sin Fronteras, no podíamos dejar de intentar lo que de entrada parecía casi imposible: ayudar a reconstruir esa isla maravillosa.
Contactamos con el fotógrafo naturalista Oriol Alamany y el escritor Jordi Esteva, y decidimos lanzarnos a hacer lo increible, lo inverosimil, lo inimaginable: conseguir dinero para reconstruir casas en un lugar que el 99% de la  población mundial, no conoce… Era como pedir ayuda para un planeta desconocido, o para salvar una especie de animal que nadie ha visto… Pero en Solidarios sin fronteras estamos acostumbrados a los proyectos difíciles, así que dijimos, VAMOS ALLÁ!

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Los ciclones

En noviembre de 2015, 2 ciclones, el Chapala y el Megh, se formaron en el Mar Arábigo, en las costas de Omán, e impactaron en las costas de Yemen y la isla de Socotra situada frente al Golfo de Adén. No se tenía constancia de un fenómeno igual en la zona desde 1945, y según los registros del Centro Nacional de Meteorología, Chapala fue el más potente que se haya registrado en el mar Arábigo hasta ahora.

Ambos arrasaron y devastaron la maravillosa y única isla de Socotra, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que vio como en pocos días, su paraíso natural protegido era destruido y severas inundaciones se llevaban a su paso vidas humanas, casas, ganado, y flora y fauna única en el mundo.

El huracán Chapala llegó a la isla de Socotra la tarde-noche del 2 al 3 de noviembre, y aprovechándose de las temperaturas más cálidas jamás registradas en el Mar Arábigo en esa época del año, se intensificó hasta convertirse en un ciclón de categoría 4 con vientos de 249.5 km por hora. A la gente de Socotra, el Chapala les tomó por sorpresa, pero lo peor aún estaba por llegar, porque apenas 6 días después, el 8 de noviembre, y sin tiempo apenas para que los socotris intentaran recuperar la normalidad de sus vidas, un 2o huracán, el Megh, llegaba a las mismas costas convertido en un ciclón de categoría 3, y acababa de devastar la zona y específicamente, la isla.

Los socotris jamás habían vivido nada igual.

En una isla de apenas 40.000 habitantes, donde la mayoría viven de la ganadería y de la pesca, en casas de piedras y cemento o directamente en cuevas en las montañas, sin apenas electricidad ni conexión con el resto del mundo, los dos ciclones vinieron a empeorar aún más la situación de aislamiento y falta de suministros que la isla sufre desde el 26 de marzo del 2015, cuando la guerra en Yemen comenzó.

Socotra, que aún estando muy distante de las costas de Yemen (más cercana a Somalia que a él) pertenece a ese país, depende en un 90% de los alimentos y productos externos que principalmente llegan desde Sana’a, la capital yemení, pero desde el inicio de la guerra la isla quedó sin acceso, sin llegada de los aviones semanales que traían los alimentos, sin carburante, sin gas para cocinar, sin turismo y sin entrada de dinero. Y los 2 ciclones seguidos, dejaron a la población en una situación de necesidad aún mayor.

Varias personas murieron y algunas desaparecieron con sus barcas en el mar, miles de casas se derrumbaron o fueron severamente dañadas por los vientos y las inundaciones, se perdieron muchas cabras y animales de granja (base del sustento yemení), se destruyeron muchísimas barcas y la pesca se retiró durante semanas de la costa, y el ecosistema único de la isla se vio seriamente afectado, con árboles arrancados de raíz, corales destruidos, miles de peces y estrellas de mar muertos en las playas, y caos por todas partes.

La única carretera de la isla también quedó intransitable, y los cientos de caminos que recorren la isla desaparecieron arrastrados por las inmensas lluvias e hicieron que la población que vive en zonas más remotas de montaña, quedase absolutamente incomunicada. 14.000 personas en la isla perdieron su hogar.

El paraíso se había convertido en infierno en apenas una semana, y los socotris, una población desconocida para la mayoría del mundo, necesitaban urgentemente que el mundo les tendiese una mano.

ELTIEMPO.ES

Mengh avanza hacia el oeste por el Mar Arábigo; Imagen del VIIRS de la NOAA, 4 noviembre de 2015 (imagen extraída de eltiempo.es)

Predicción de la trayectoria del ciclón tropical Megh. Joint Typhoon Center (imagen extraída de eltiempo.es)

huracansLas imágenes que mostramos a continuación son el resultado de la devastación después de las catástrofes metereológicas Chapala y Megh:
La devastación en Yemen

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